La
problemática ambiental se puede definir a partir del neorrealismo de acuerdo
con los elementos de poder nacional. De acuerdo con lo que dice Morgenthau, el
medio ambiente es uno de ellos, ya que el Estado se encuentra limitado por los
recursos naturales con los que cuenta dentro de su territorio en el cual la
extensión y geografía son variantes muy importantes. Esto se debe a que la
distribución de los recursos es asimétrica a nivel internacional lo cual hace
que todos los países dependan unos de otros, pero no en la misma magnitud.
Algo
que explica bien el neorrealismo es que la supervivencia depende de cada
Estado, es decir, que este no puede depender de otros, por lo que tiene que ser
autosuficiente en alimentos y, por ende, en recursos naturales. Sin embargo,
esto es imposible, ya que no todos tienen las mismas condiciones lo que da como
resultado una inequidad de capacidades. Es por ello que buscan otros medios
para obtenerlos como lo es el expansionismo, pues será por esta vía por la que
los países puedan controlar el acceso a las fuentes de los recursos naturales
para maximizar su poder y tener mayores posibilidades de sobrevivir. El uso de
los famosos “Estados tapón” es una estrategia geopolítica que, por medio del
uso de Estados débiles, busca vigilar Estados poderosos y zonas con recursos
naturales de gran importancia. Lo que fomenta este tipo de acciones es que,
desde la perspectiva del neorrealismo, la escasez es debilidad porque afecta y limita
las políticas internas y a la población, generando el resquebrajamiento del
Estado.
No
obstante, el uso de la fuerza perturba el equilibrio de poder a nivel
internacional y, con ello, genera más gastos. Entonces, el Estado como un ente
racional buscará cooperar para su beneficio por medio de las instituciones con
el objetivo de reducir los costos, los cuales aumentarían si él lo intentará
hacer sólo. Ningún Estado sedera ventajas políticas sin expectativa de recibir
a cambio ventajas mínimo proporcionalmente. Aunque casi siempre, esto no es
así. La distribución de los beneficios tiende a reflejar la distribución de
poder dentro de la alianza. Esto lo podemos observar en los diferentes tratados
como el Protocolo de Kioto el cual comenzó como una alianza operativa de
coordinación de políticas, pero que finalmente dio como resultado una
inoperativa, porque no va con los intereses comunes. Eso lo podemos ver en su
principio 21 el cual hace referencia a la soberanía[1].
Otro
ejemplo es la Convención Marco de
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
en cuyo principio 5 promueve “[…] cooperar en la promoción de un sistema
económico internacional abierto y propicio que condujera el crecimiento
económico y desarrollo sostenibles de todas las partes, en especial los países
en desarrollo. Las medidas no debían ser un pretexto para encubrir el mercado
internacional […]”[2].
Lo
que se trata de demostrar con los dos ejemplos anteriores es que los recursos
naturales van ligados con la producción industrial y con la tecnología.
Actualmente, existe un divorcio entre el poder político, el poder militar y el
poder industrial-tecnológico a causa del libre comercio y el control monopólico
de los países más fuertes por medio de acuerdos coloniales o semicoloniales
sobre el dominio de recursos estratégicos para la industria: petróleo, agua,
carbón, uranio, entre otros. Por otro lado, en el papel de los países en vías
de desarrollo, las instituciones son una oportunidad para que los países desarrollados
limiten su poder económico y con ello su desarrollo industrial. Por lo tanto, a
pesar de que la problemática ambiental sea un problema común entre los países,
no ha logrado superar la ideología del interés económico que tiene cada uno.
Fuentes de consulta:
Organización de Naciones Unidas, Convención
Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Organización de Naciones Unidas, 1992.
Dunne, T. and Schmidt B, "Realism", Globalization of
World Politics, New York, Oxford University Express, 2008.
Morgenthau,
Hans, Politíca entre las naciones, la
lucha por el poder y la paz, Buenos Aires, 1986.
Hernández, José Guadalupe, El realismo y el neorrealismo estructural, México, FCPyS-UNAM, 2009.
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