jueves, 31 de marzo de 2016

Consecuencias de la explosión de Chernobyl

Consecuencias inmediatas
La consecuencia de la explosión no respetó límites políticos. Afecto territorios aledaños por medio de una nube radiactiva como Bielorrusia, Rusia y gran parte Europa oriental[1]. Los efectos negativos fueron diversos. Las podemos dividir en:

      En los seres humanos: De acuerdo con la Comisión Parlamentaria de Ucrania, hubo 30 mil muertos y al menos 10 millones de personas, entre ellos 3 millones de niños, víctimas de las radiaciones[2]. La información genética fue dañada por la radiactividad. Lo que conlleva a deformaciones físicas.

Aquellos que no murieron absorbieron grandes cantidades de yodo y cesio los cuales se acumulan en la glándula tiroides causando hipertiroidismo, tuberculosis, quebrantamiento del sistema inmunológico y diferentes tipos de cáncer como leucemia. La exposición de los ojos a los niveles de radiación provocó cataratas en varias personas.

La mala intervención de los alimentos provocó que la población consumiera productos contaminados durante días lo que propagó la radiactividad más en la población, sobre todo por la leche que venía de vacas enfermas por excedente de yodo.[3] 

Por otro lado, hubo efectos psicosociales causados por la falta de información, la evacuación de los afectados y el miedo a los efectos biológicos a largo plazo. Ante esta incertidumbre, la población sufrió de ansiedad.

      En el medio ambiente: Debido a la segunda explosión, se produjo un incendio que no logró apagarse hasta después de nueve días lo que aumentó la dispersión de la nube radiactiva[4] . Los animales y la fauna que estaban más cerca a Chernobyl murieron al instante. No sólo el el ambiete de Ucraia fue afectado en su momento. Los materiales radiactivos volátiles se extendieron por todo el Hemisferio Norte, auqneu las dosis recibidas por la población fueron muy bajas y cerecieron de importancia desde el punto de vista de la protección radiológica. Las dosis bajas de radiación, durante el primer año, oscilaron en Europa entre 0.005 y 0.5 mSv, en Asia entre 0.005 y 0.1 mSv y en el Norte de América fueron de 0.001 mSv.[5]

Consecuencias a largo plazo
Las consecuencias a largo plazo en Chernobyl son igual de infinitas que las inmediatas, puesto que el reactor de Chernobyl permanecerá radiactivo los próximos 100 mil años[6].

      En los seres humanos: Las consecuencias que se mencionan a corto plazo son parte también de los efectos a largo plazo, pues si la población se sigue acercando a Chernobyl, a pesar de que no estuvo presente en la explosión, puede sufrir el mismo destino. Lo que es un peligro para las futuras generaciones.

Los nacimientos de bebés que se dieron después del accidente nuclear  tuvieron malformaciones, debido a que los padres estuvieron expuestos a la radiación, lo cual no descarta efectos prolongados[7]. Después de la explosión, 31 trabajadores muerieron. Un total de entre 600,000 y 800,000 hombres estuvieron implicados en las operaciones de limpieza en Chernobyl hasta 1989. De estos hombres, 300,000 recibieron dosis de radiación de 500 veces el límite para el público durante un año. Hoy, los que aún sobreviven sufren de daño a la salud.[8]

             En el medio ambiente: Más de 4 millones de hectáreas de bosques en el centro de Europa quedaron contaminados por radiación[10]. Los árboles, al absorber un 80% de los radionúclidos, fueron afectados en su composición genética, alterando su proceso biológico. Algunos presentaron formaciones nudosas, mutaciones y muerte de células[11]. Tendrán que pasar 30 años para que el bosque pueda ser nuevamente explotarse[12]. El mismo destino sufrieron las tierras dedicadas a la agricultura. La imposibilidad de cultivar en territorio radioactivo trajo consigo hambruna y crisis económica. Conjuntamente, la contaminación de los ríos hizo imposible ocupar esa agua para el cultivo de alimentos y la pesca.

Algunos animales sufrieron el mismo destino que los seres humanos y los bosques, pero lo que sorprende a los científicos es que así como fueron impactados, lograron tener un gran nivel de adaptación.[13]



[1] José María Pérez Gay, “El infierno de Chernobyl (1986-2006)”, en periódico La Jornada (versión en línea), México, 24 de abril de 2006
[2] Ibídem.
[3] s/a, “Accidente nuclear de Chernobyl”, [1 p.], [en línea], 2005, disponible en http://energia-nuclear.net/accidentes-nucleares/chernobyl
[4] Ibídem.
[5] Ibídem.
[6] David Sumner y Lian Fairlie, “El otro informe sobre Chernobyl: Resumen y Conclusión”, [10 páginas], [en línea], 24 de marzo del 2016, disponible en: http://www.davidhammerstein.org/documentos/EL_OTRO_INFORME_SOBRE_CHERNOBIL[1].pdf
[7] José María Pérez Gay, “El infierno de Chernobyl (1986-2006)”, en periódico La Jornada (versión en línea), México, 24 de abril de 2006
[8] Alex Kirby, “Chernobyl children show DNA changes”, en periódico BBC News (versión en línea), Reino Unido, 8 de mayo de 2001
[9] Greenpeace, “¿Qué pasó en Chernobyl?”, [1p.], [en línea], 2012, disponible en: https://docs.google.com/document/d/1RFG1Eksj6tXUBoDcmBPcoKRnyjAOdFrXruRk1-Ao308/edit
[10] Victor Ipatyev, “La catástrofe de Chernobyl, la contaminación radioactiva de los bosques y su reahabilitación”, [1 p.], [en línea], 23 de marzo de 2016, disponible en: http://www.fao.org/docrep/004/y2795s/y2795s08.htm
[11] Mark Kinver, “El desastre de Chernobyl está escrito en los árboles”, en periódico BBC (versión en línea), Reino Unido, 9 de agosto de 2013.
[12] Victor Ipatyev, “La catástrofe de Chernobyl, la contaminación radioactiva de los bosques y su reahabilitación”, [1 p.], [en línea], 23 de marzo de 2016, disponible en: http://www.fao.org/docrep/004/y2795s/y2795s08.htm
[13] Lucia Yarzabal, “Animales de Chernobyl”, [1 p.], [en línea], 24 de marzo de 2016, disponible en http://www.batanga.com/curiosidades/8412/animales-de-chernobil-asi-son-las-criaturas-sobrevivientes-a-la-radiacion

martes, 29 de marzo de 2016

Contexto y causas de la explosión de Chernobyl de 1986

Durante la Guerra Fría hubo una  fuerte competencia entre el modelo de desarrollo capitalista, dirigido por Estados Unidos, y el comunismo, encabezado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). La innovación tecnológica era vital para ambos; pues la producción de bienes básicos y de armas era lo que sostenía las guerras en los países satélites que pertenecían a cada facción.

Después de la Segunda Guerra Mundial se logró ver el potencial destructivo de la energía nuclear. Los ataques a Hiroshima y Nagasaki por parte de Estados Unidos para obtener la rendición japonesa fueron gran ejemplo de ello. Más tarde, la URSS hizo todo lo posible por obtener esta nueva herramienta. Por ello, durante toda la Guerra Fría se temía una guerra nuclear inminente la cual, por suerte, nunca se llegó a dar.

A 130 kilómetros al norte de Kiev, la capital de lo que ahora es Ucrania, existió una ciudad llamada Pripyat (con alrededor de 50 mil habitantes), construida alrededor de un reactor nuclear, Chernobyl, que proveía de energía eléctrica y donde la URSS hacía pruebas. En la madrugada del sábado 26 de abril de 1986, los científicos soviéticos llevaban a cabo un ensayo rutinario de seguridad en el reactor número cuatro de la planta. No obstante, por fallas técnicas que se explicaran más adelante, hubo una explosión nuclear, catalogada como la más seria en la historia.[1]  

En el accidente hubo dos explosiones que liberaron químicos radiactivos. La primera lanzó al aire la losa de cuatro toneladas que soportaba el reactor, destruyendo el sistema de contención. Durante nueve días se buscó controlar el fuego causado por la segunda explosión. Con ayuda de helicópteros se lanzaron más de 5 mil toneladas de plomo, boro y otros materiales los cuales formaron un sarcófago con 410 mil metros cúbicos de hormigón y 7 mil toneladas de acero. Con el objetivo de contener el material radioactivo. Por lo tanto, es la principal barrera que no permite que la radiación escape a la atmósfera; sin embargo, la vida del sarcófago sólo durará de 20 a 30 años.[2]

La nube radiactiva, resultado de las dos explosiones, no se quedó en territorio ucraniano. Un ejemplo de ello fue cuando el gobierno de Suecia solicitó a Moscú una explicación de los niveles de radiación que venían desde Ucrania. Los soviéticos evitaron la respuesta por temor a mostrar la debilidad del sistema comunista. Pasaron más de cuatro días hasta que la URSS aceptó el trágico evento lo cual  no sólo trajo consecuencias funestas a los ciudadanos de Pripyat, sino a gran parte de Europa oriental y occidental, incluso hasta Estados Unidos y Japón, pero en menor grado.[3]

A pesar del peligro, para poder lograr minimizar el fuego y ayudar a las víctimas, se tuvo que disponer de la ayuda de personas cuya vida y salud fueron sacrificadas para poder contener el desastre. Después de años de negociaciones internacionales, el complejo fue cerrado por completo el 12 de diciembre de 2000, es decir 14 años más tarde.[4]

Causas
El ensayo rutinario consistió en simular un corte del suministro eléctrico de la central para poner a trabajar el alternador, que era el sistema de emergencia, y probar su capacidad para producir suficiente energía para mantener funcionando las bombas refrigerantes. Para ello, se apagaron los sistemas de seguridad con el fin de que nada interrumpiera el flujo de energía. Sin embargo, los científicos no contemplaron que el reactor tardaría en estabilizarse, reduciendo su potencia y provocando la acumulación de energía que, finalmente, conllevo a una explosión. En segundos, hubo una segunda explosión por la oxidación de las varillas del combustible, debido a la fuga de hidrógeno y el vapor.

Las principales causas del accidente fue la realización de un ensayo para el cual era necesario bajar la potencia del reactor; cuando empezaron a hacerlo durante el día, se les ordenó interrumpirlo, debido a la alta demanda de energía en ese momento. A las 23 horas, dos técnicos que estaban de guardia prosiguieron con el ensayo, sin que estuviera presente ningún ingeniero . Conjuntamente, el mal diseño de la central nuclear que no disponía de un recinto de contención y la falta de un sistema independiente de inspección y evaluación de seguridad en las instalaciones por parte de la URSS.




[1] S/a, “1986: Soviets admit nuclear accident”, en periódico BBC News (versión en línea), Reino Unido, 28 de abril de 2006.
[2] José María Pérez Gay, “El infierno de Chernobyl (1986-2006)”, en periódico La Jornada (versión en línea), México, 24 de abril de 2006.
[3] Ibídem.
[4] Ibídem. 

domingo, 27 de marzo de 2016

¿La soberanía nacional ayuda o afecta los esfuerzos por construir respuestas internacionales a problemas ambientales?

La soberanía, desde mi punto de vista, es una limitante que no permite que las leyes internacionales sean coercitivas en materia ambiental. Por ello, la opción que se propone promover es la conciencia a partir de los eventos pasados y los que vivimos en el presente para crear una prospectiva y tomar acción. No obstante, dicha conciencia aún no ha llegado, pues una sociedad que ya se acostumbró al consumismo y a las satisfacciones que da la riqueza no querrá abandonar dicho patrón a cambio de lo que ahora percibimos como "desarrollo", es decir, crecimiento económico, innovación tecnológica, urbanización, etc. 

Actualmente, no se habla de los bienes comunes, sino de los recursos que le pertenecen y están bajo el control de cada Estado, como lo estipula el Principio 21 de Estocolmo. Pero los países no se han dado cuenta que en el tema de contaminación los límites políticos no son respetados. Las acciones negativas de un Estado repercuten a los demás, pues el planeta comparte la misma atmósfera, los mismos oceános, y el mismo oxigeno que generan los bosques. 

Por otro lado, desde una perspectiva positiva de la soberanía, no hay que olvidar a las empresas transnacionales. Dichos actores han logrado despojar a varias comunidades de sus recursos naturales. La única forma por las que se han logrado detener este tipo de sobrexplotación es haciendo uso del principio de soberanía. 

Por lo tanto, la solución que queda, respetando la soberanía, es plantear leyes a nivel nacional para la protección del medio ambiente de acuerdo a los ecosistemas, a la política y economía de cada país, tomando como base los objetivos centrales de los tratados internacionales en materia de medio ambiente. 

viernes, 25 de marzo de 2016

Obstáculos para la cooperación ambiental internacional

Desde hace décadas atrás, los  Estados, las ONG’s, la sociedad civil, entre otros actores, han demostrado su interés en el medio ambiente por medio tratados, acuerdos, convenios, campañas, movimientos activistas, etc. No obstante, enfrentar el reto ambiental global requiere de altos niveles de cooperación y de coordinación que conllevan una serie de retos políticos muy delicados, y el sistema internacional se encuentra mal preparado para responder con rapidez. Esto no permite que se lleve a cabo la tan añorada gobernanza ambiental internacional. Entre los obstáculos más importantes se encuentran, de acuerdo con la investigadora Olga Ojeda:

·         Los problemas institucionales y legales:
En este punto se tocan la tragedia de los bienes comunes que son aquellos que traspasan la jurisdicción de un Estado, es decir, que son compartidos. Estos pueden ser la atmósfera, los océanos, bosques tropicales, biodiversidad, etc. La problemática es que estos bienes no cuentan con reglas de propiedad definidas lo cual da pauta a que los Estados que comparten un bien sólo vean la explotación del mismo para el beneficio propio, en otras palabras, necesitan un incentivo para que lo protejan.

Por otro lado, la ausencia de coercitividad de los tratados no asegura que los Estados paguen por los daños adversos, dejando así la protección de los bienes en manos de la adopción voluntaria de los acuerdos. Ese  mismo problema es el que se lleva a nivel institucional.

La dificultad para establecer mecanismos de monitoreo y sistemas de supervisión para revisar el cumplimiento de las normas no se han podido dar debidamente porque los Estados se encuentran protegidos bajo el principio de soberanía que les permite explotar sus recursos dentro de sus límites territoriales. Ahora, la única solución se puede dejar en manos de cada Estado, dejando rezagada a la cooperación internacional frente a los desafíos que necesitan la acción colectiva.

Finalmente, la proliferación de instrumentos de cooperación internacional  han hecho que surja una “sobre carga institucional” que lo único que genera son problemas de coordinación.

·         Los problemas de la asimetría del desarrollo:
Las asimetrías de las relaciones Norte-Sur se han hecho presentes en las negociaciones sobre el medio ambiente. Este tomó mucho auge en la Conferencia de Río al establecer las responsabilidades comunes pero diferenciadas de los Estados en cuanto a la degradación ambiental.

No es de sorprender entonces, que los países en desarrollo argumenten en los foros internacionales que los países desarrollados deben reducir su reclamo desproporcionado sobre los recursos limitados de la tierra y sobre la capacidad de regeneración de los ecosistemas; ni el hecho de que el problema de la deuda que enfrentan los países en desarrollo y la demanda de transferencia tecnológica y de recursos del Norte hacia el Sur se hayan convertido en los puntos más difíciles en la negociación de los nuevos acuerdos ambientales de carácter global.

Esto es una gran controversia porque todos quieren poner sobre la mesa sus necesidades y prioridades sobre la de los demás. También, al no verse obligados, nadie dará resultados hasta que otro país lo haga. Si los países desarrollados no han elevado sus niveles de ayuda como respuesta a la pobreza, difícilmente lo harán en los temas del medio ambiente y el desarrollo sustentable. Ante tal situación, recurrir únicamente a presiones políticas y a argumentos morales no evitará que el problema alcance dimensiones críticas.

·         Los problemas de dilemas económicos:
El punto a discutir es ver a la economía como el factor clave para el desarrollo sustentable. El crecimiento económico se ha construido  históricamente sobre las bases del uso intensivo de los recursos naturales y de la energía fósil lo cual se ha refutado con el evento del cambio climático, promovido por emisiones antropogénicas.

El incremento de la demanda agregada de energéticos fósiles en los países de la OCDE registrado en los últimos años, los compromisos de Kioto no serán fáciles de cumplir. Tan sólo en los Estados Unidos, las emisiones de gases de invernadero por consumo de energía fósil podrían incrementase en un 30% bajo un escenario como el actual, lo que ha generado un férreo debate en torno a los posibles impactos negativos de Kioto sobre la economía en ese país.

Sin embargo, si en muchos de los países desarrollados la agenda de cambio climático compite con otras prioridades en materia de política económica y social, en los países en desarrollo, llevar a cabo medidas adicionales de mitigación ocupa hoy un lugar secundario frente a otros temas como los del empleo, la salud y la vivienda.

Finalmente, se puede concluir que en los tres problemas se encuentra el choque de intereses entre el Norte-Sur a partir de las diferentes perspectivas que se tienen acerca del cambio climático, pues los países desarrollados lo ven como algo primordial en la agenda de seguridad; mientras que los países en vías de desarrollo, como conservadurismo.

Fuentes de consulta:

Ojeda, Olga; “La cooperación ambiental internacional en la Globalización” [en línea], s/f, s/p, Dirección URL: http://cec.iiec.unam.mx/coleccion/cooperacionambiental.pdf, [última consulta: 25 de marzo del 2016]

domingo, 20 de marzo de 2016

¿Cuál es el balance de la responsabilidad entre el Norte y el Sur con respecto a la degradación ambiental global?

Ambas partes tienen la misma responsabilidad de la degradación ambiental. Esto es debido a que, según Gilles Lipovetsky, están inmersas en el capitalismo cultural, es decir, el mercado como una cultura global[1] el cual tiene de base el etnocentrismo de los imperios premodernos que definen la personalidad del actual Norte. La idealización que provoca es que los países del Sur quieran llegar a ser como ellos, siguiendo sus mismos pasos y reglas, como lo plantea el desarrollismo.  

Repetir el mismo proceso no sólo es erróneo porque se trata de situaciones, capacidades y tiempos diferentes, sino, también, es un estancamiento del progreso y un desgaste del medio ambiente. Aunado a lo anterior, Hector Ariel Olmos afirma que, el “desarrollo” es el mito fundador del Occidente moderno para determinar el futuro de las naciones industrializadas[2].  

Tanto por parte del Sur como del Norte ha habido una crisis ética. La idea de los países en países en vías de desarrollo por tener la oportunidad de llegar a ser desarrollados los ha cegado de la importancia del entorno para la supervivencia de la humanidad[3]. Ésta racionalidad económica no es resultado de una evolución natural del pensamiento humano, sino es el resultado del capitalismo mercantil desde las primeras conquistas.



[1] Gilles Lipovetsky y Hervé Juvin, “El reino de la hipercultura”, El Occidente globalizado. Un debate sobre la cultura planetaria, Editorial Anagrama, Barcelona, 2011, pp. 11-28.
[2] Héctor Ariel Olmos, “Cultura y desarrollo”, Cultura: el sentido del desarrollo, CONACULTA- Instituto Mexiquense de Cultura, México, 2004, pp. 69-84. 
[3] Ibídem

viernes, 18 de marzo de 2016

¿La contaminación ambiental es un problema generado por la pobreza o la riqueza?

El concepto de riqueza como “abundancia de bienes o medios económicos”[1] y el de pobreza como “no tener lo bastante para las necesidades que se experimentan”[2] son definidos por el liberalismo económico que es la base del sistema económico predominante, el capitalismo. Ambos son el resultado de una de las fallas del mercado, pues la pobreza se da a partir de la retención del capital.

Partiendo de los conceptos anteriores se puede deducir que las personas pobres contaminan menos debido a que su principal preocupación es cubrir las necesidades básicas. No obstante, esto no los libera de alguna responsabilidad con el medio ambiente, porque depende de cada cultura.

Por otro lado, si una persona es rica cuanta con los recursos necesarios para sobrevivir y para satisfacer necesidades secundarias de lujo o que le dan satisfacción. Esta es la parte en la que entra el  capitalismo consumista y depredador  el cual, actualmente, con los nuevos procesos de producción, es rápido. Esto provoca que la población así como lo compra, lo deseche, generando basura y, a su vez, otros tipos de contaminación. El capital sólo toma en cuenta las externalidades de la economía sólo cuando se afecta su tasa de ganancia[3].  Entonces, desde este punto de vista, las zonas de riqueza generan más contaminación.  



[1]José Manuel Piernas Hurtado, “Vocabulario económico”, [en línea], s/f, s/p, Dirección URL: http://www.e-torredebabel.com/Economia/diccionario-economia/riqueza-V-E.htm, [Consulta: 18 de marzo de 2016]
[2] Ibídem.
[3] Wix Dierckxsens, "La crisis actual como crisis civilizatoria", [en línea], s/f, s/p, Durección URL: www.observatorio crisis.com, [consulta: 28 de marzo de 2016]

domingo, 13 de marzo de 2016

La problemática ambiental desde la perspectiva del neorrealismo

La problemática ambiental se puede definir a partir del neorrealismo de acuerdo con los elementos de poder nacional. De acuerdo con lo que dice Morgenthau, el medio ambiente es uno de ellos, ya que el Estado se encuentra limitado por los recursos naturales con los que cuenta dentro de su territorio en el cual la extensión y geografía son variantes muy importantes. Esto se debe a que la distribución de los recursos es asimétrica a nivel internacional lo cual hace que todos los países dependan unos de otros, pero no en la misma magnitud.
Algo que explica bien el neorrealismo es que la supervivencia depende de cada Estado, es decir, que este no puede depender de otros, por lo que tiene que ser autosuficiente en alimentos y, por ende, en recursos naturales. Sin embargo, esto es imposible, ya que no todos tienen las mismas condiciones lo que da como resultado una inequidad de capacidades. Es por ello que buscan otros medios para obtenerlos como lo es el expansionismo, pues será por esta vía por la que los países puedan controlar el acceso a las fuentes de los recursos naturales para maximizar su poder y tener mayores posibilidades de sobrevivir. El uso de los famosos “Estados tapón” es una estrategia geopolítica que, por medio del uso de Estados débiles, busca vigilar Estados poderosos y zonas con recursos naturales de gran importancia. Lo que fomenta este tipo de acciones es que, desde la perspectiva del neorrealismo, la escasez es debilidad porque afecta y limita las políticas internas y a la población, generando el resquebrajamiento del Estado.
No obstante, el uso de la fuerza perturba el equilibrio de poder a nivel internacional y, con ello, genera más gastos. Entonces, el Estado como un ente racional buscará cooperar para su beneficio por medio de las instituciones con el objetivo de reducir los costos, los cuales aumentarían si él lo intentará hacer sólo. Ningún Estado sedera ventajas políticas sin expectativa de recibir a cambio ventajas mínimo proporcionalmente. Aunque casi siempre, esto no es así. La distribución de los beneficios tiende a reflejar la distribución de poder dentro de la alianza. Esto lo podemos observar en los diferentes tratados como el Protocolo de Kioto el cual comenzó como una alianza operativa de coordinación de políticas, pero que finalmente dio como resultado una inoperativa, porque no va con los intereses comunes. Eso lo podemos ver en su principio 21 el cual hace referencia a la soberanía[1].
Otro ejemplo es la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático  en cuyo principio 5 promueve “[…] cooperar en la promoción de un sistema económico internacional abierto y propicio que condujera el crecimiento económico y desarrollo sostenibles de todas las partes, en especial los países en desarrollo. Las medidas no debían ser un pretexto para encubrir el mercado internacional […]”[2].
Lo que se trata de demostrar con los dos ejemplos anteriores es que los recursos naturales van ligados con la producción industrial y con la tecnología. Actualmente, existe un divorcio entre el poder político, el poder militar y el poder industrial-tecnológico a causa del libre comercio y el control monopólico de los países más fuertes por medio de acuerdos coloniales o semicoloniales sobre el dominio de recursos estratégicos para la industria: petróleo, agua, carbón, uranio, entre otros. Por otro lado, en el papel de los países en vías de desarrollo, las instituciones son una oportunidad para que los países desarrollados limiten su poder económico y con ello su desarrollo industrial. Por lo tanto, a pesar de que la problemática ambiental sea un problema común entre los países, no ha logrado superar la ideología del interés económico que tiene cada uno.

Fuentes de consulta:
Organización de Naciones Unidas, Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Organización de Naciones Unidas, 1992. 
Dunne, T. and Schmidt B, "Realism", Globalization of World Politics, New York, Oxford University Express, 2008.
Morgenthau, Hans, Politíca entre  las naciones, la lucha por el poder y la paz,  Buenos Aires, 1986.
Hernández, José Guadalupe, El realismo y el neorrealismo estructural,  México, FCPyS-UNAM, 2009.



[1]  Orgaización de Naciones Unidas, Protocolo de Kioto, Organización de Naciones Unidas, 1998.
[2] Organización de Naciones Unidas, Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Organización de Naciones Unidas, 1992. 

viernes, 11 de marzo de 2016

El capitalismo, la causa de la crisis civilizatoria

El capitalismo tiene vida a partir de la producción de objetos y servicios elaborados a costa de la mano de obra barata para así lograr obtener una plusvalía económica. No obstante, ya no es tan simple de explicar como en la época de Marx. Las crisis del sistema capitalista lo han hecho adaptativo, porque ha permeado en la industria, el comercio y las finanzas[1]. Se ha vuelto un sistema complejo y dinámico cuyo motor es la acumulación de capital, promovida por el consumismo de un grupo social.[2]

Esta complejidad ha sido resultado de un largo proceso que en la globalización se hizo más presente por la superación progresiva de las fronteras nacionales, agudizando la heterogeneidad tecnológica dada por una previa división internacional del trabajo en el sistema-mundo[3]. El consumismo aumentó y, de acuerdo con Joseph Schumpereter, el proceso de destrucción creadora también, porque la innovación tiene que estar presente para poder mantener el sistema vivo. [4]

Sin embargo, la producción no responde a las necesidades de cada Estado. Los países en vías de desarrollo se encuentran supeditados a la demanda de los países desarrollados. Por esa razón Paul Baram menciona que el imperialismo y el capitalismo son inseparables. Esto puede demostrase con la teoría del desarrollo la cual a partir de los años 80 empezó a ser abandonada, porque no mostró resultados positivos. La pobreza continuó en el Tercer Mundo, debido a que no se tomó en cuenta la diferencia de contextos en la que se aplicó la teoría.  

De acuerdo con Emmanuel Wallerstein, todo sistema tiene un fin y ese es el caso del sistema capitalista el cual no toma en cuenta las externalidades negativas, ya que genera una sobreexplotación y degradación ambiental que afecta el proceso de acumulación del capital.  Esto se dio, porque los efectos ambientales de la producción fueron subestimados y ocultados en tanto que la naturaleza se mostró como algo infinito. Por lo que se concluye que el capitalismo no puede ser sostenible porque genera su propio fin al causar pobreza social (su mano de obra) y al acabar con los recursos naturales (la materia prima para la producción).



[1]Immanuel Wallerstein, “La crisis estructural, o por qué los capitalistas ya no encuentran gratificante al capitalismo” en Immanuel Wallerstein ¿Tiene futuro el capitalismo? México, Siglo XXI Editores, 2015, pp. 15-46
[2] Arturo Guillen, “El capitalismo: teoría, historia y modalidades” en Arturo Guillen, La crisis de la Gran Depresión a la primera gran crisis mundial del siglo XXI, México, Ediciones Era, 2013, pp. 21-51
[3] Ruy Marini, “Procesos y tendencias de la globalización capitalista” en Carlos Eduardo Martins, Ruy Mauro Marini, América Latina, Dependencia y Globalización, México, Siglo XXI Editores y CLACSO, Argentina, 2015, pp. 247-271
[4] Arturo Guillen, “El capitalismo: teoría, historia y modalidades” en Arturo Guillen, La crisis de la Gran Depresión a la primera gran crisis mundial del siglo XXI, México, Ediciones Era, 2013, pp. 21-51

domingo, 6 de marzo de 2016

Post-desarrollo, ¿una nueva visión del desarrollo?

La falla de la aplicación de la teoría del desarrollo y las falsas promesas de bienestar fue lo que dio vida en los años 90 al post-desarrollo que, de acuerdo con Arturo Escobar, aparte de ser una concepción crítica, se refiere a la posibilidad de generar un desarrollo a parir de las diferentes ideologías; es un cambio en la práctica del saber y  del hacer que define al régimen del desarrollo; multiplica agentes de producción de conocimientos; y se  enfoca en las resistencias por la intervención del desarrollo, así como los planteamientos alternos dados por los movimientos sociales[1]. Entonces, busca generar conciencia de las diferentes perspectivas que se pueden tener de la realidad para generar una visión del desarrollo y llevarla a la acción, lo cual demuestra su base en el pensamiento constructivista. Así deja en claro que cada país debe de encontrar su conceptualización de acuerdo a su cultura y no por algo que se tenga establecer a nivel internacional como se fue dando desde los años anteriores.  Algo que se opone mucho a la globalización.

El post-desarrollo deslumbra que el desarrollo no sólo se estableció con restricciones económicas, sino que también de tipo de ordenamiento estatal, imponiendo una democracia de corte liberal clásica, y un clasismo social que gira en torno a la satisfacción del consumo. [2]

A pesar de las grandes perspectivas del post-desarrollo, tiene tres críticas principalmente. Primeramente, se pasa por alto la pobreza y el capitalismo que es algo complejo de solucionar, porque, según Immanuel Wallerstein, está fuera de las manos del individuo y del mismo Estado, puesto que se encuentra inmerso en el sistema-mundo.[3]

En segundo lugar, hay varias estrategias que llevan al desarrollo, una que deja de lado es la que se da localmente. Finalmente, en tercer lugar, romantiza el efecto que pueden tener las tradiciones locales y los movimientos sociales en la configuración de las relaciones de poder.[4]

Por lo tanto, la diversificación que se le puede dar a la concepción de desarrollo permite generar varias perspectivas, pero el problema es que las sigue generando a partir de un Estado y no desde lo local. Esto no permite que aquellas movilizaciones sociales que demostraron resistencia a la modernización sean escuchadas.  

Ahora que se ha visto que no existe una homologación entre los países subdesarrollados, se tiene que entender que dentro del mismo Estado tampoco lo hay. El ordenamiento estatal que fue impuesto desde los países desarrollados, ya no es algo viable para asegurar la distribución de los recursos. El Estado ha demostrado ya no tener la capacidad de hacerlo ni de asegurarlo a futuro. La respuesta sería dejar de lado dicho concepción para dar un nuevo camino a la forma de organización y administración, lo cual es algo difícil, puesto que el sistema capitalista es muy complejo, así como tomó años para configurarse, lo tomará para ser destruido. Finalmente, esta situación deja una interrogante ¿el desarrollo sustentable fuerte y el post-desarrollo es algo que se puede llevar más allá de la teoría? 




[1] Arturo Escobar, “El postdesarrollo como concepto y práctica social”, Políticas de economía, ambiente y sociedad en tiempos de globalización, [en línea], Venezuela, Dirección URL: http://www.unc.edu/~aescobar/text/esp/El%20postdesarrollo%20como%20concepto.pdf, [consulta: 2 de marzo de 2016]
[2] Eduardo Gudynas, “El postdesarrollo como crítica y el Buen Vivir como alternativa”, [en línea], México, 2014, Dirección URL: https://www.academia.edu/8553680/El_postdesarrollo_como_cr%C3%ADtica_y_el_Buen_Vivir_como_alternativa, [consulta: 2 de marzo de 2016]
[3] Immanuel Wallerstein, “La crisis estructural, o por qué los capitalistas ya no encuentran gratificante al capitalismo”, Estados Unidos, Yale University, 2012, p. 21
[4] Arturo Escobar Op. Cit.

jueves, 3 de marzo de 2016

Desarrollo Sustentable

Al observar que el desarrollo establecido por el capitalismo no era posible de sostener a largo a plazo es cuando surge el concepto de desarrollo sustentable, definido en el Informe Brundtland, Nuestro Futuro Común, publicado en 1987:
la capacidad que haya desarrollado el sistema humano para satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer los recursos y oportunidades para el crecimiento y desarrollo de las generaciones futuras”[1]
Lo que el anterior concepto busca promover es una relación equilibrada entre lo político, lo económico y lo ambiental. Además, establece el principio intergeneracional, así como el transgeneracional por fomentar la prosperidad económica, el bienestar social y un medio ambiente de calidad sostenido en el tiempo.
No obstante, se puede encontrar dos vertientes del concepto: el desarrollo sustentable débil y el desarrollo sustentable fuerte. El primero establece una permanencia del sistema de valores económicos de consumo y políticos del sistema capitalista. Lo único que busca es asegurar la permanencia del sistema y del statu quo por medio del uso eficiente de los recursos para no generar tantos desechos. Esto lo podemos ver en el Informe de la Situación General en Materia de Equilibrio Ecológico y Protección al Medio Ambiente (1993-1994)  de México cuando habla de los principios operativos:
·      Expandir los procesos productivos y de consumo dependientes de recursos renovables, hasta una explotación de éstos consistente con su capacidad regenerativa.
·      Permitir la generación de residuos de los procesos de producción y consumo, incluyendo la contaminación, pero sólo hasta un nivel compatible con la capacidad de los ecosistemas para asimilarlos.
·      Mantener un balance en la utilización de los recursos no renovables y de sustitutos (que no minen la capacidad renovable de asimilación del ambiente) dentro de la perspectiva transgeneracional.
·      Lograr condiciones de vida que permitan la superación de la pobreza, de acuerdo a los estándares aceptados nacionalmente, y de acuerdo a mínimos humanos adoptados globalmente.[2]

En esta perspectiva se busca mantener el desarrollo económico pensando que el medio ambiente tiene que adaptarse a la producción del ser humano a tal grado de que permite la generación residuos y de contaminación “sólo hasta cierto nivel en el los ecosistemas puedan asimilarlo”, lo cual hace pensar que cree en la reversibilidad de los recursos naturales. Esto no da una solución al problema, sino lo sobrelleva. También, manifiesta la superación de la pobreza a partir de los estándares internacionales sin pensar que la pobreza es un concepto plenamente económico, basado en lo material y no en la calidad de vida.
Por otro lado, el concepto de desarrollo sustentable fuerte implica un cambio de valores tanto económicos como políticos para promover la relación entre los grupos humanos y su entorno, es decir, eliminar aquellas acciones que causen un daño irreversible sobre el medio ambiente. Un claro ejemplo es Ecuador y Bolivia con el “buen vivir” que es un principio constitucional que le ha otorgado derechos a los seres humanos y a la naturaleza desde una cosmovisión cultural de los indígenas de  América del Sur. 
Finalmente, el desarrollo sustentable es un concepto creado por los países desarrollados con el objetivo de que los países en vías de desarrollo preserven los recursos naturales para las generaciones futuras, las cuales no especifica si son de los países ricos o de los pobres, en el poco tiempo que pueda durar el sistema capitalista. Además, sigue siendo un concepto antropocéntrico que antepone el bienestar social.



[1] Arturo M. Calvente, El concepto moderno de sustentabilidad, Universidad Abierta Interamericana: Centro de Altos Estudios Globales, Junio 2007, p.3
[2] Secretaría de Desarrollo Social e Instituto Nacional de Ecología, “Informe de la Situación General en Materia de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente 1993-1994”, México, 1993, p. 18